COMPARTIENDO EXPERIENCIAS: GRUPO DE APOYO EMOCIONAL A FAMILIAS

El apoyo a las familias con un miembro en situación de dependencia es una necesidad importante en nuestra sociedad. Y también cuando la persona dependiente ingresa en una residencia.

Pese a pasar a tener el residente las necesidades sanitarias y psicosociales cubiertas por parte del Centro y suponer una descarga importante del cuidador principal, éste aún puede precisar de apoyo afectivo ante la nueva situación.

Al ingreso, es común encontrarnos con que el familiar de la persona dependiente viene con una historia de sobrecarga por el cuidado, muchas veces de años de evolución, tanto física como emocional, que se manifiesta frecuentemente de la siguiente manera:

  • Estrés: cansancio, insomnio, irritabilidad, frustración, etc.
  • Estado de ánimo más bajo, pesar.
  • Consumo de ansiolíticos y/ o antidepresivos
  • Disminución del número de actividades y relaciones externas a la familia.

A esta serie de manifestaciones podemos unir otras derivadas de la propia situación actual del familiar y de la decisión de ingresarle en el Centro, tales como:

  • El sentimiento de culpa por no poder cuidar a su familiar y el tener que ingresarle.
  • Los conflictos entre familiares por la decisión tomada.
  • Las dificultades de comprensión y actuación ante conductas provocadas por enfermedades neurológicas.
  • Las dificultades en la consciencia del estado del familiar así como para poner límites en la relación o demandas de éste.
  • La dificultad para retomar hábitos de vida previos a la dependencia del familiar.
  • Necesidad de sentirse útil y participar en la vida del Centro.

 

Identificadas estas situaciones, en Txurdinaga Gurena, además de la atención afectiva individualizada a aquellos familiares que lo necesiten, se lleva a cabo el Grupo de Apoyo Emocional a Familias.

En este grupo, coordinado por la psicóloga del Centro, ésta realiza una labor de transmisión de información, formación y capacitación a los miembros del mismo, y por otra, son los participantes los que con sus aportaciones favorecen la propia terapia grupal.

Se crea de esta manera un espacio donde expresar las emociones, compartir experiencias personales y aconsejarse los unos a los otros. Un espacio de comprensión y encuentro con otras personas que conocen las mismas circunstancias de las que hablan, donde discutir entre ellos problemas y situaciones similares les hará estar mejor preparados para afrontar las demandas de sus familiares dependientes.

Elena García

Psicóloga de Txurdinaga Gurena