ÚLTIMAS HORAS O DÍAS DE VIDA

Los familiares y cuidadores con frecuencia desconocen los síntomas y signos que preceden en las horas previas y al momento de la muerte. Es fundamental que los profesionales expliquen los cambios y signos esperables físicos y a nivel cognitivo antes de que ocurran para poder aliviar el estrés que pueden provocar en la familia y evitar la angustia ante una interpretación como posible sufrimiento.

Dentro de las mayores preocupaciones e interpretaciones erróneas de las familias y cuidadores en una situación de muerte inminente se encuentran los siguientes:

  • La interpretación de movimientos reflejos, expresiones faciales u otros movimientos del cuerpo momentáneos como expresiones de disconfort físico o sufrimiento.
  • La creencia de que el sonido del paso del aire entre secreciones orofaringeas acumuladas y conocido como “estertores” son signos de dificultad respiratoria.
  • La creencia de la “mejoría antes de la muerte” (en el que el paciente será capaz de comunicarse justo antes de fallecer). Esto puede generar sentimiento de culpa en aquellos familiares que no están presentes al pie de la cama en el momento del fallecimiento.

Se deben explicar previamente también los signos frecuentes de los últimos días/horas, como son el bajo nivel de conciencia, la presencia de livideces por disminución del riego sanguíneo, el menor número de respiraciones progresivo, la disminución de la diuresis, explicar el significado de los mismos como signos normales en el proceso de la muerte e insistir en el confort del paciente a pesar de los mismos.

Incluso en estas horas es fundamental recordar que la familia puede seguir ejerciendo cuidados y aportando confort, con su sola presencia, manteniendo un ambiente tranquilo, hablando al enfermo con voz de cariño y el tacto, los cuidados de la piel, mojándole la boca con pequeñas gasas humedecidas… Son cuidados que hacen sentir participe de dicho proceso igual que previamente han colaborado en otros cuidados.

Iñaki Iribar Unibaso