RESTAR VALOR O DESPRETIGIAR AL SECTOR RESIDENCIAL ES FALTAR AL RESPETO A LAS PERSONAS MAYORES, A SUS FAMILIARES Y A TODOS LOS QUE TRABAJAMOS EN ESTE SECTOR

Desde hace más de 10 años, llevamos innovando en un modelo centrado en la persona. Queremos que la residencia sea lo más parecido a la propia casa de cada persona que viene con nosotros. Ya sabemos que eso es imposible para la gran mayoría, pero ése es nuestro objetivo y que cada cual pueda vivir como lo decida. Y siempre garantizando una buena calidad de vida cubriendo todas sus necesidades bio-psico-sociales.

La semana pasada un familiar me dijo, “bastante cuesta tomar la decisión de que tu madre deje de vivir en su casa como para oír en el barrio donde vivo o en la televisión que los hijos que dejan a sus padres en residencias, lo hacen para abandonarles”, eso es doloroso y llega muy adentro “es inhumano”.

Este tipo de comentarios, no sólo es muy normal que les duela a las familias, sino que con todos los respetos, demuestran una actitud de ignorancia sobre el trabajo de progresión realizado pensado siempre en el por y para las personas mayores. Generalizar la situación del sector por experiencias que no son habituales en la inmensa mayoría de las residencias es injusto y distorsiona la realidad. La exigencia de adaptarse a las necesidades crecientes de las personas mayores y de la sociedad y el control normativo y exhaustivo por parte de las instituciones públicas del servicio que ofrecemos garantizan la tranquilidad y descanso que pueden tener las familias cuando depositan su confianza en los centros residenciales homologados como los nuestros.

Nosotros los profesionales, no hablamos de pacientes, hablamos de Juana, de María, de Pilar… Los centros residenciales ya nos son lugares sobrios, cerrados, tristes…, son lugares abiertos a la comunidad, a vecinos, a centros de enseñanza y otros grupos culturales, se interactúa y potencia el intercambio intergeneracional con niños y jóvenes y en centros como el nuestro, se desarrollan actividades con animales y con la naturaleza…

Las residencias son lugares a los que se puede acceder cuando se quiere o se necesita. En los que se ofrece todo tipo de servicios, manutención, limpieza, asistencia médica y apoyo psicológico, animación socio-cultural, siendo habituales los talleres de cocina, musicoterapia, fisio, encuentros intergeneracionales. Y si los servicios no gustan o no son lo que se esperaba de ellos, siempre está la posibilidad del cambio de centro residencial.

Contra el desconocimiento, lo ideal es ir a los centros, conocer cómo trabajan los profesionales, mirar a los ojos a las familias y ver a los mayores que viven en ellos.

Los profesionales tratan a los mayores con absoluto respeto y la gran mayoría trasmiten un cariño y una cercanía que habla por sí sólo de lo que los mayores perciben y cómo les hacen sentir.

A esto se le llama vocación, por ello, a todos los profesionales que trabajamos en este sector también nos duelen los comentarios injustos que muchas veces se hacen cuando se generalizan situaciones y casos concretos que salen a la luz pública porque dañan nuestro buen hacer, nuestra profesión y queremos que se respete como un trabajo digno, simplemente porque lo es.

Los familiares forman parte del día a día en los centros residenciales, los MAYORES son los protagonistas y los profesionales merecen un respeto y un reconocimiento por parte de toda la sociedad.

A propósito de lo señalado, debo decir que en nuestra residencia LOIU GURENA, el pasado 24 de mayo una periodista del periódico DEIA entrevistó a dos señoras que viven en nuestro centro, Carmen Mota (92 años) Y Genoveva Martin (94 años) y fue más que satisfactorio leer la entrevista.

Demuestra que efectivamente hay personas mayores que quieren seguir viviendo en la residencia, porque están entretenidas, comparten conversaciones, juegan al bingo, van de paseo con chavales de colegios de alrededor, agradecen a las chicas y chicos trabajadores lo encantadoras y encantadores que son…

Invito a todo el mundo a leerla y a sacar sus conclusiones.

Reflexión: una lección de vida la que nos dan nuestros mayores a todos en general. Y no sólo a los que conocemos este sector sino también para los que se atreven a juzgarlo sin conocerlo.

Enlace de la entrevista del DEIA de Genoveva Martín y Carmen Mota:

https://m.deia.eus/2019/05/24/especiales/hauteskundeak/hay-que-tirar-para-adela

MARISOL COUCEIRO

 

Directora de LOIU GURENA